Después de tanto tiempo, la esperanza de recibir unas líneas mantiene el silencio perfectamente organizado entre sobres vacíos
Distraer este temor que crece en la piel, respirar este beso en posición vertical pero sin aire reconstruyendo este espacio en el cuerpo a cuerpo
¿Me servirán los dedos? ¿Los labios? ¿El oído?
El hombre vive en un recuerdo de la ventana a través de la cual veía una isla, en transposición con el océano, la luna y la ventana; al hombre que fue una isla en su océano le temblaban los dedos al pasar las hojas del libro
Abre posibilidades a la fragilidad del beso, en su boca ya no quedan indicios de tormenta pero aún hay agua en la copa de abierto cristal
Le encanta ensayar consigo misma cuando las manos no bastan y las sábanas realizan su parte
Tu voz que acaba por diluirse en una metáfora
Y nada existe en ese breve instante de la vida donde la luz intrusa forma listas de colores en la pared y donde todo es menos que un recuerdo pero más que una sentencia para el futuro cercano
Se abre y se hace más y más presente
Mudas espectadoras de mí
Sacude el cuerpo, en un metro de baldosa se quita la ropa
Cualquier día de estos será otra
Ignorando los mapas, deshaciendo el maleficio, sabiendo que la poesía coge un cierto color entre violeta y carmesí cuando comienza a oler distinto el ardor posesivo y convaleciente
Las imprecisiones en el personaje que se escondía detrás de la bruma gris de la vieja plaza centenaria hicieron que su mente cambiara de ubicación en la semblanza que excedía a su propia moral
Que se me corran los acentos en la anarquía del solitario deseo
Si él supiera establecerse en un hueco, ese espacio vacío de todo y de todos hasta ser el protagonista de los episodios del destiempo... Si él supiera ser vacío
Recorriendo yo las líneas de esas manos que destierro de palabras, en plena distracción hacia la muerte
El protagonista era lo opuesto a un príncipe azul pero fascinante en sus movimientos. Desde entonces es como un sueño difuso y alocado
Una nube tapó la luna y la dócil alga se dejó envolver por el abrazo persuasivo y paciente de aquella piel rasgada como seda negra…
Le buscaba y sintió el peso del tiempo curvando su espalda; demasiados años sin respuestas
Le encanta la trayectoria de la flecha y también el camino que atraviesa
Alquila cráneo por si alguien con vocación de ermitaño desea usarlo, a veces está ocupado por neuronas entusiastas pero ahora desfila entre sus fibras la obligación y algunos recuerdos que estorban
Elevada sobre los tacones negros, de pie frente al espejo que repetía su imagen, su reflejo parecía moverse a cámara lenta
Como horribles niñeras que no le dejan llegar a su querido hogar mientras intenta hacer resonar sus pisadas en la parada de metro deshabitada
Gira y gira alrededor de un núcleo, materia desierta de hostilidad mientras pica y pica cebollas sin llorar, la ley de la gravedad derogada cuando baila en la cocina y un eclipse de luna danza también ofreciéndole poco a poco las mejores estrellas para sus ojos secos girando cuchillo en mano; imagínate, como un planeta fuera de órbita
No era el entreacto de una tragedia pero su risa podía llegar a ser la encerrona de una noctámbula
Tenía un amante artificial que se escondía en la sombra y desde allí, la observaba en silencio. Entre sus manos se enredaba el hilo que les sujetaba y que al mismo tiempo les separaba, haciéndose más latente la distancia que dolía como su promesa de darle vida, como un prólogo que emanaba de la ilusión de dar ese pequeño paso hacia el cajón de la mesilla
Hoy cierra los ojos y se ríe y hace cosquillas y revuelve el pelo y siente la piel temblorosa saboreando la duda de si es mejor tener o no tener, liberado de la atadura del discurso extremo, remolino provocador del ahora sí, ahora no porque en algún momento se rompe la cuerda y deja de rodar hasta una distancia prudente para alejarse demasiado
A ella le han dicho cosas que no son mentiras ni verdades... Y piensa que vive en un lugar que en realidad no es un lugar, es una estación del año
Me sienta bien tu paso cuando te vuelves íntimo, seguramente casi feliz y me ofreces tu mano leal que aprieta un poco la mía cuando se despide
Vomitar palabras lo suficientemente abultadas para que armen este aire quieto