Esas manos se desdibujan al encallarse en tu carne
¿Quién dice que dónde no hay palabras hay una isla desierta?
Quiero que me pidas victorias y como en los cuentos, tres deseos
Este preciso instante como reducto de paz
Parece que se extienden las plagas sobre la tierra, que los mares se desparraman y llueven sombras
Este deseo que me inunda, intenso a la par que irrealizable
El encanto de los y las que sabéis observar
A veces soy como piensas, una forma pecaminosa en movimiento
La magia de la autenticidad y el pragmatismo de la metrópoli
El saber modelarse, el saber adaptarse, el saber fluir
Ahora te detienes, es el latido que te atrapa...
Partículas de tiempo para continuar las historias inacabadas y relatar otras nuevas
Ansío tener retazos de tiempo entre las manos, tiempo sin tiempo para hablar, para escribir esta historia…
Arrebato cual viento helado la mágica oscuridad que envuelve el desenfreno
Mientras se hace un hueco en el siglo veintiuno, parece el único animal desamparado e invencible que sale a tomar el aire y la desarma
Permite que el impar gima usurpando el adjetivo
Untuoso dedo que gira
Que al contemplar sus letras se sienta apreciado y que la distancia que acecha su sonrisa se convierta en la mano reparadora que el ojo amputa en su justa medida
Trázame en discontinuo
Lejos quedarán los días en los que se descalzaba las manos entre las piernas
La noche ha sido tuya
Cautiva del eco de esa voz que distraigo y obnubilo a sabiendas de que ya no me pertenece
Con saber construyes toda la danza del placer
Director de amantes… mueves hilos
Mirada narcótica… cuerpo magnético
Huida limitada que arma el entendimiento como realidad intransigente